
Desde la Convición, No desde la Comodida.
Hace unos días inicié un proceso que para mí es más que importante: me reuní con líderes Garífunas de distintas edades y trayectorias en la comunidad de Punta Gorda, municipio de José Santos Guardiola, Islas de la Bahía. Lo hice desde una convicción profunda, no como parte de una agenda política, ni por cumplir un protocolo. Lo hice porque estoy convencido de que nuestro pueblo está listo para comenzar a construir su propio destino.
Punta Gorda no es cualquier cosa.
Punta Gorda es el primer hogar del pueblo garífuna en Honduras. Fue aquí donde nuestros ancestros, después de resistir la esclavitud y el desarraigo, tocaron tierra firme para iniciar una nueva historia: la historia de un pueblo libre, resiliente y lleno de sabiduría ancestral.
Hablar de Punta Gorda es hablar del corazón espiritual, cultural y político del pueblo garífuna. Es el punto de origen, pero también debe ser el punto de partida de nuestro nuevo rumbo como comunidad organizada, consciente y en lucha por su prosperidad.
Hoy, esa comunidad emblemática enfrenta desafíos importantes: falta de oportunidades económicas, desorganización institucional, desinformación legal, fragmentación social. Y si bien los problemas son reales, más real aún es el potencial que tenemos para revertir esta situación desde adentro.
No vengo a prometer soluciones mágicas. Vengo a proponer procesos serios, responsables y sostenibles. Por eso he comenzado a dialogar con líderes comunitarios, emprendedores, docentes, madres solteras, jóvenes, mayores sabios, comerciantes y activistas. Porque todas las voces cuentan cuando de comunidad se trata.
El Garifuna no nació para ser “Victima”
Lo digo con claridad: el Garífuna no necesita caridad. No nació para ser “victima” ni para depender de promesas vacías. Nacimos de la lucha, de la dignidad, del espíritu colectivo.
Tenemos tierras fértiles, playas valoradas en el mundo entero, acceso a recursos naturales, cultura viva, fuerza laboral, inteligencia, creatividad y habilidades para el comercio, la pesca, la música, la medicina ancestral y el turismo. Lo que necesitamos es una sola cosa: organización y visión compartida.
Es hora de Cambiar el Chip.
Durante demasiado tiempo se nos ha empujado hacia una mentalidad de víctimas. Pero esa no es nuestra identidad. Somos descendientes de guerreros, de mujeres y hombres que prefirieron el exilio a la esclavitud, la dignidad antes que la sumisión.
Ya no basta con resistir: es momento de avanzar. Cambiar el chip significa dejar de esperar que otros resuelvan nuestros problemas y empezar a construir soluciones propias, con nuestras manos, nuestras ideas y nuestras reglas.
Somos Patrimonio Cultural.
Punta Gorda, y el pueblo Garífuna en su conjunto, ha sido reconocido como patrimonio cultural vivo de Honduras. Ese reconocimiento no puede quedarse solo en la ceremonia o en la ley. Ser patrimonio implica derechos, sí, pero también responsabilidades históricas, políticas y morales.
Nos corresponde a nosotros, desde nuestras comunidades, defender lo que somos, preservar nuestra herencia, y garantizar que nuestros hijos hereden más que tradiciones: que hereden dignidad, desarrollo, propiedad y futuro.
Desde BIPAA (Bay Islands Prosperity and Advancement Association), organización legalmente constituida y nacida desde la comunidad, estamos trazando un camino integral de transformación.
Este camino está guiado por cinco pilares que ya comenzamos a construir:
- Educación: desde la alfabetización hasta la formación técnica y profesional.
- Economía: emprendimientos locales, cooperativas, turismo cultural y producción agrícola.
- Vivienda digna: gestión colectiva para proyectos habitacionales con identidad.
- Salud preventiva y comunitaria: acceso a servicios básicos con enfoque cultural.
- Fortalecimiento institucional: patronatos legítimos, organizaciones legales, redes de apoyo.
Este proyecto no es mío, es nuestro. Y necesita de todos los que quieran sumar ideas, fuerza, transparencia y acción.
Unidad, Organizacion, Accion.
A quienes ya han respondido a este llamado, mi agradecimiento. A quienes aún lo están considerando, les digo: no hay tiempo que perder.
Seguiré reuniéndome con líderes y lideresas de cada rincón del municipio. Porque la idea no es imponer, sino escuchar, recoger insumos y fortalecer la propuesta que estamos desarrollando de manera colectiva.
Invito a todos a mantenerse atentos. Esta es la hora de unirnos, de hablarnos sin filtros, de proponer sin miedo y de actuar con compromiso. Nuestros ancestros ya hicieron su parte. Ahora nos toca a nosotros.
Punta Gorda no puede ser recordada solo por lo que fue. Debe ser reconocida por lo que representa hoy: el punto de partida hacia la transformación del pueblo garífuna.
El futuro no se hereda: se construye. Y el mejor homenaje que podemos hacerle a nuestros mayores no es una estatua, ni un desfile: es una comunidad organizada, viva, productiva, educada y orgullosa de ser lo que es.
Este blog es parte de ese proceso. Un espacio para pensar, construir, documentar y avanzar